«Comercial Puerto Montt Spa comenzó a operar hace 3 años. Su único socio, trabajó por muchos años en una gran empresa de la ciudad, quien luego de recibir su finiquito, emprendió su propia empresa. Maximizó lo que más pudo su capital inicial y logró sacar adelante su negocio. Al año obtuvo acceso a una cuenta corriente, con lo cual recibió líneas de sobregiro y tarjetas de crédito y comenzó a separar las finanzas de la empresa y las finanzas personales.
Dado el crecimiento de la empresa, necesitó comprar más mercadería. El dueño de la empresa no lo pensó mucho y recurrió a su línea de sobregiro y su tarjeta de crédito, resolviendo así esta oportunidad.
Al cumplir 2 años, renovó su mobiliario, instaló un letrero más vistoso y mejoró su local para atender mejor a sus clientes. Para esto, solicitó un crédito a 36 meses. Al cumplir 3 años, el negocio se comenzaba a consolidar, ya tenía clientes fidelizados, por lo que decidió comprar el local que hasta ese día arrendaba. Fue a su banco, y le informaron que podían financiar hasta el 70% de la compra por tratarse de una propiedad comercial, por el cual él debía financiar el 30% restante. El socio de esta empresa no quería dejar pasar esta oportunidad, así que fue “al banco de al lado” y solicitó como crédito comercial el 30% restante. Así, logró ser dueño de su propio local comercial, lo cual lo llenaba de orgullo.
Pasaron los meses, y aquel socio solo había pagado el “pago mínimo” de su tarjeta de crédito utilizada en el año 1, aun estaba pagando el crédito de remodelación del año 2 y ya estaba pagando la cuota del crédito hipotecario y la cuota del “pie” de la compra del local comercial. El flujo de caja se había “estrechado” y temía que si bajaban las ventas, no pudiera cumplir con sus obligaciones contraídas».
Esta historia, con algunos matices, resume buena parte de la relación del financiamiento bancario con muchas pymes de nuestro medio, las cuales por necesidad muchas veces deben utilizar las tarjetas de crédito, líneas de sobregiro o tomar créditos en diferentes bancos para financiar el crecimiento del negocio.
Dicen que “la carga se acomoda en el camino”, lo cual es una gran verdad cuando se decide iniciar un negocio. En el ámbito del emprendimiento, pocas veces un proyecto de empresa nace con toda la inversión ideal. Por ende, la aventura comienza optimizando los recursos existentes y creciendo paso a paso.
Lo importante es sincerar esta situación, analizar qué porcentaje de la utilidad es ocupada en pago de créditos, la cual, si supera el 50% podemos tener un problema. Si es así, no esperes retrasarte en las cuotas de tus créditos para tomar cartas en la situación, pues con morosidades acotarás tus opciones a solo renegociar con tu banco actual, lo cual probablemente no será bajo la mejor opción.
Diferencia entre Reestructuración y Renegociación
La diferencia entre Reestructurar y Renegociar un crédito es sutil. Ambos hablan de cambiar la estructura de pago del o los créditos, pero la diferencia radica en que la primera es planificada, parte de un análisis financiero para optimizar los recursos de la empresa. La renegociación por su parte, viene luego de morosidades y de un mal comportamiento de pago, la cual muchas veces es forzosa. En esta situación la relación con los bancos se ha deteriorado, los indicadores de riesgo con los cuales trabajan los bancos están en niveles altos (deteriorados), por lo cual la tasa que ofrecerán para renegociar lo será la mejor. Ni hablar de cambiarte de banco.
¿Qué considerar en el análisis previo a reestructurar?
En mi experiencia evaluando y otorgando créditos (mientras trabajé en la banca), creo que hay que considerar 3 aspectos al evaluar una reestructuración:
1.- Costo financiero: Intuitivamente se debe analizar la opción que minimice el costo financiero de la nueva estructura de tus créditos. Aquí es fundamental el análisis de la tasa de interés y los seguros involucrados. Clave es tener a lo menos 2 opciones (bancos) con quien evaluar este tema.
2.- Liquidez: No todo es optimizar el costo financiero, pues también es importante bajar la carga financiera mensual. Esto implica aumentar los plazos (más cuotas), de tal forma de lograr una cuota que pueda pagarse a todo evento. Hay que ser disciplinado en este punto, pues al verte con un pago mensual menor, debes evitar volver a endeudarte y generar una “bola de nieve” de deudas. Te dejo un artículo donde hablamos sobre cómo estimar los plazos de un crédito.
3.- Relación con tu banco: Los bancos son entidades formales reguladas por la comisión del mercado financiero (CMF). Dado su volumen de transacciones hoy ofrecen buenas condiciones y una gran oferta de productos y servicios que ayudarán a crecer a tu empresa, por lo cual debes mantener una buena relación e idealmente a largo plazo. Créeme que los bancos premian estos aspectos, pues cada operación crediticia queda registrada, y cada ejecutivo que te atienda conocerá tu historial y el cumplimiento de tus compromisos.
¿Cuáles son las opciones de reestructurar?
Vuelvo a hacer hincapié, reestructurar implica no tener morosidades ni caer en impagos, pues así tendrás opciones de ser atendido por tu propio banco o una nueva institución que crea en ti. Aquí también entra en juego la Portabilidad financiera. Las opciones más comunes que puede ofrecer tu banco son las siguientes:
a.- Crédito comercial: Si no posees garantías probablemente al plazo que puedes optar es hasta 36 meses. Ideal es incluir todos los créditos “caros”, como tarjetas de crédito y líneas de sobregiro. Negocia la tasa, cotiza con más de un banco y revisa que seguros están involucrados.
b.- Compra de cartera: Básicamente es lo mismo que la opción anterior, con la salvedad que te cambiarás de banco. Aquí, tu nuevo banco emitirá vales vistas contra el valor de las deudas vigentes, asegurando cumplir el fin de la solicitud.
c.- Reestructuración con crédito hipotecario fines generales: Para esta opción debes contar con una garantía hipotecaria, con lo cual tu banco actual o un nuevo banco te puede ofrecer reestructurar tus pasivos a través de un crédito hipotecario fines generales. Aquí podrás acceder a tasas anuales de entre un 3% a un 4%, versus un 12% a 15% anual de un crédito comercial. Evidentemente es la opción más económica, y es la que debes exigir en caso de contar con una garantía constituida.
La Reestructuración de pasivos es más común de lo que puedas pensar, y es parte de los análisis básicos de las finanzas corporativas. No trato de alentar endeudarse y luego ver cómo lo solucionas, pues siempre nuestras recomendaciones estarán orientadas a la prudencia, paciencia y disciplina para lograr el éxito.
Si mantienes varios créditos, tienes ocupadas tus líneas de crédito y tarjetas de crédito desde hace tiempo, reestructurar es una opción. Lo importante es realizarlo a tiempo e idealmente acompañado de un análisis financiero de la empresa. Así, te asegurarás de examinar en detalle a tu empresa, ordenarla y dar un nuevo impulso de crecimiento.
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